Actualmente en España se llevan a cabo cerca de 150.000 tratamientos de Fecundación in Vitro (FIV) al año y unos 34.000 de Inseminación Artificial (IA). Con estas cifras, hoy, alrededor del 9% de los bebés españoles son fruto de un tratamiento de Reproducción Asistida (RA).
Sin embargo, son muchas las personas a las que les da respeto acudir a métodos de ayuda a la fertilidad. Muchas veces argumentan que no se trata de algo natural, que se está forzando la máquina y que, quizá, si no pueden tener hijos es porque tiene que ser así.
Pero… ¿Es esto cierto?
¿Hay alguna evidencia científica que demuestre que tener hijos vía tratamiento de reproducción asistida conlleva algún riesgo respecto a tenerlos de forma natural?
Lo cierto es que los procesos de fertilización in vitro son muchas veces considerados ‘milagros’ incluso para la propia ciencia. Y, desde luego, suponen todo un desafío a las leyes de la naturaleza. Como tal, también es cierto que, cada cara puede tener su cruz.
Veamos qué dice la ciencia al respecto.
Estudios sobre riesgos de la reproducción asistida
Aún son poco concisos los estudios que analizan las potenciales secuelas que podrían sufrir los niños nacidos a través de técnicas de reproducción. En muchas ocasiones, los grupos son escasos, los datos complejos de comparar y faltan estudios con perspectiva suficiente para ofrecer datos relativos al desarrollo posterior de los bebés.
Casi todos los estudios realizados se centran en complicaciones en el momento de nacer: restricción del crecimiento intrauterino, complicaciones en el parto, prematuridad, bajo peso al nacer, pequeño tamaño para la edad gestacional, incremento de las malformaciones y mortalidad perinatal más elevada.
Complicaciones en el momento de nacer
Sin embargo, un amplio estudio francés analizó 162 embarazos únicos de FIV con 263 embarazos resultantes de ciclos estimulados (sin FIV) y con 5096 embarazos naturales.
No se encontraron diferencias significativas entre los dos primeros grupos con respecto a las complicaciones. Pero los resultados sí indican que estas complicaciones son más comunes para los embarazos tras estimulación ovárica (con o sin FIV) en comparación con los embarazos naturales.
Por esta razón, se cree que el aumento del riesgo no parece estar relacionado con el método de FIV en sí, sino más bien con otros factores comunes en estas dos poblaciones. Es decir, las características de la población, el estado infértil subyacente junto con la estimulación ovárica.
En el caso de mayor prevalencia de malformaciones congénitas, se cree que no se debe tanto a la técnica como a las características de los padres que se someten a las mismas.
Alteraciones cardiovasculares leves
Los estudios con mayor proyección en el tiempo, parecen constatar que el uso de técnicas de reproducción asistida puede derivar en niños con alteraciones cardiovasculares y metabólicas durante la adolescencia o en la edad adulta temprana.
En 2012, científicos suizos, dirigidos por un equipo del Hospital Universitario de Berna, compararon 64 niños nacidos con técnicas de FIV y 57 niños concebidos naturalmente y encontraron que entre el primer grupo, el 30% de los participantes mostraban presión arterial pulmonar alta, envejecimiento vascular prematuro, mayor rigidez de los vasos sanguíneos a gran altura y un mayor riesgo de hipertensión en la adolescencia.
Desde entonces, otros investigadores han concluido que la tecnología de reproducción asistida induce una remodelación cardíaca intrauterina que persiste hasta que el niño tiene alrededor de 3 años.
Alteraciones metabólicas
En el mismo estudio, los investigadores observaron a 54 niños concebidos mediante FIV cuando tenían una edad media de 16 años y los compararon con 43 participantes de control con una edad media de 17 años.
Sus niveles sanguíneos de lípidos y proteína C reactiva de alta sensibilidad eran normales y comparables, al igual que el peso al nacer y la edad gestacional.
En el estudio, el índice de masa corporal materno, el tabaquismo materno y el perfil de riesgo cardiovascular materno general también fueron similares. Sin embargo, los jóvenes concebidos mediante FIV parecían ser más susceptibles a desarrollar una patología metabólica denominada resistencia a la insulina.
Según las conclusiones del estudio, también se presume que podrían aparecer diferencias en los niveles de colesterol, de glucosa y de otros parámetros metabólicos más adelante en la vida.
Los hallazgos se publicaron en la revista Circulation por el profesor de cardiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sydney, David Celermajer.
Sin embargo, él mismo quiso matizar y contextualizar sus hallazgos.
«Cuando se consideran todas las variables, los padres de FIV no deberían preocuparse. Creo que, para ponerlo en perspectiva, la FIV les ha dado, en general, niños muy sanos. Y si este estudio se confirma, podría implicar que, una vez crecidos, tal vez tengan una enfermedad cardíaca algo prematura, en sus 50 años o 60 en lugar de a los 70 u 80. Así que, si se compara eso con el regalo de la vida en primer lugar, no creo que los padres deban estar demasiado preocupados en este momento».
El estudio fue «relativamente pequeño», dijo, y no demostró de manera concluyente que las personas nacidas mediante FIV sufrieran más ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
«Simplemente apunta a un área de posible preocupación en lugar de una preocupación inmediata».
Celermajer enfatizó que los beneficios superan los riesgos potenciales, pero agregó que los recientes resultados de investigación proporcionan una «señal algo inquietante de que manipular la naturaleza de esta manera puede tener algunos resultados adversos».
Hoy, todos los objetivos en la investigación en fertilidad están puestos en minimizarlos.
Principales causas de las potenciales alteraciones en niños nacidos mediante reproducción asistida
Durante la FIV, los médicos extraen un óvulo de los ovarios y luego lo incuban conjuntamente con el esperma en el tubo de ensayo. Alternativamente, pueden inyectar un espermatozoide directamente en el óvulo para ayudar con la fertilización. El embrión que crea este proceso se hace crecer en un cultivo durante unos días y luego se implanta en el útero de la madre.
Esta fase de desarrollo es increíblemente crítica.
En esos primeros 10 días después de que el óvulo y el esperma se encuentran para formar un embrión, suceden tantas cosas para determinar la salud futura que incluso cambios sutiles en el entorno físico y químico pueden causar cambios muy importantes en el desarrollo del bebé al final de la gestación. El Dr. Michael Miller, cardiólogo del Centro Médico de la Universidad de Maryland, está de acuerdo en que la razón de la presión arterial alta probablemente se deba a cómo se expresan los genes durante las condiciones “estresantes y antinaturales” que pueden ocurrir con la FIV.
Hay dos posibles causas del estrés celular que pueden experimentar los embriones.
Uno, el estrés físico de ser recogido, inyectado o manipulado, y el otro, el estrés químico relacionado con los químicos en el ambiente del tubo de ensayo o cambios en el nivel de oxígeno.
A veces, las células que se desarrollan en un entorno donde es ligeramente más ácido, por ejemplo, pueden experimentar mayor estrés oxidativo. Y, en términos simples, esto afecta el uso de energía por parte de las células, su crecimiento y su desarrollo de manera adversa.
Ante esta evidencia de que determinadas alteraciones pudieran ser consecuencia de los procesos químicos que se dan mientras el embrión todavía está en la placa de Petri, algunos científicos desarrollan algunos miedos.
Se cree que las sustancias químicas de los cultivos podrían influir en la expresión de algunos genes y esto causar alteraciones posteriores. El hecho de que estas alteraciones se produzcan en un momento tan iniciático de la vida de un ser preocupa especialmente.
Al ser un estrés experimentado por las células madre que llamamos pluripotenciales en la fase embrionaria, podría acabar afectando no solo a los vasos sanguíneos, sino también a otros órganos.
Poco a poco irán creciendo los estudios sobre afecciones renales, hepáticas, pulmonares, cerebrales o de otros órganos que ahora mismo no han sido estudiados a fondo.
Sin embargo, los miembros del equipo suizo también señalaron que muchas personas que no han nacido a través de una FIV tienen estos mismos marcadores genéticos de antemano y no supone una merma significativa ni en su cantidad ni en su calidad de vida.
Se han hecho muchos estudios sobre el desarrollo psicosocial de los niños nacidos por FIV y sobre su probabilidad para desarrollar trastornos del espectro autista, con o sin hiperactividad. Ninguno de ellos ha identificado diferencias significativas en este grupo de población con respecto a la generalidad de la población.
Prevención y acciones para evitar alteraciones en reproducción asistida
Por ahora, los estudios dicen que las técnicas de reproducción asistida suponen un potencial aumento de la probabilidad de padecer alteraciones cardiovasculares y metabólicas en la adolescencia. Ante esta potencial situación, aumentar los hábitos saludables de vida es, sin duda, la primera de las recomendaciones a hacer.
Es fundamental mantener una dieta principalmente baja en grasas trans, procedentes de los aceites vegetales cocinados y baja en grasas saturadas de mala calidad, como de la carne de animales grandes que no hayan podido moverse con cierta libertad.
Además, es importante que la alimentación sea especialmente rica en verduras, frutas, semillas, frutos secos, legumbres y proteína de buena calidad, como la del pescado, mariscos, aves, huevos o carne de pasto.
El exceso de harinas y azúcares favorece la aparición de síndromes metabólicos que podrían acabar influyendo negativamente en los niveles de colesterol y en las patologías cardiovasculares. Todo lo contrario a lo que sería recomendable para la Generación FIV.
Y estudiar los efectos beneficiosos para este tipo de patologías de los ayunos intermitentes sería igualmente recomendable.
La última recomendación, pero no por ello menos importante, sería la de mantener un nivel de movimiento alto al día. Mínimo 30 minutos de ejercicio físico suave al día, a poder ser, al aire libre y bajo el sol. Si fuera posible combinar el ejercicio suave con ejercicios de fuerza, que ayuden a aumentar la masa muscular, sería aún más interesante de cara a evitar patologías metabólicas. El músculo es un gran consumidor de azúcar en la sangre. Cuanto más músculo, menos riesgo de diabetes.
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